Bienvenido a mi Rincón Literario

Quisiera expresar con palabras mágicas para mostrar el mundo que conocí a través de las maravillosas páginas de un libro. Páginas que me llevan a la risa y al llanto, que me hacen recorrer paisajes que nunca vería en otra realidad; páginas donde los personajes nunca mueren, quedan presentes y reviven cada vez que abrimos el libro. Páginas que pueden hacernos soñar con los ojos perdidos en ese mundo extraordinario.

Quisiera expresarlo pero esas palabras no existen, no se puede describir lo que leyendo podemos vivir”.


Ely Kraus

Noches de Plata



Una vez, cuando los anillos recién empezaban a acostumbrarse a sus anulares, ellos fueron felices, se amaron tanto que las estrellas envidiaban el brillo de esos cuatro ojos cuando las miradas se quedaban entrelazadas entre ellas, desafiando impunemente al tiempo. Pero esa eternidad, aplastada por la realidad de la rutina y el peso de los problemas, empezó a percudir el brillo hasta que el amor dejó de ser el lenguaje entre los dos. Una noche, cansado de esa absurda soledad compartida, él se levantó de su desvelo y suavemente despertó a su esposa. _Amor, debemos salir al balcón urgentemente. Ella, aún atontada por el sueño y confiada en la premura de la convocatoria, se levantó alarmada y lo siguió. Él acomodó dos sillas, una al lado de la otra, y le indicó que se sentara. Ella esbozó una protesta pero él se adelantó: - Llevamos 25 años de casados. Ya perdimos mucho tiempo. No podemos esperar ni un solo minuto más. La curiosidad calló a la desconcertada mujer. - Mirá el cielo. ¿Qué ves? - Veo oscuridad, veo estrellas, veo la luna- Respuesta lógica... - ¿Qué más ves?- insistió él. La mujer empezó a mirar a su marido como un posible caso de sonambulismo o demencia senil precoz, sin descartar un brote esquizofrénico... Él prosiguió: - ¿No ves nada más?. Ella simplemente negó con la cabeza. Él giró su silla para quedar enfrentado a ella - No estás viendo lo más importante, lo que nos permite estar vivos, lo que nos brinda la protección contra el excesivo calor del sol y nos reserva un poco para resguardarnos del frío nocturno. No estás viendo aquello que nos proporciona la humedad necesaria para que exista todo ser viviente. No estás viendo la atmósfera. Ahora sí, era imperioso para ella buscar urgente a un psiquiatra. Sin embargo, él, con una sonrisa cargada de ternura continuó: - Querida mía, hace 25 años que no miramos más que el cansancio diario y las preocupaciones nocturnas. Hace tanto que solamente vemos los defectos que empezamos a descubrir en el otro. Cuando desapareció la pasión fue como cuando paró la lluvia y dejó al descubierto la realidad que nos rodea. Pero... aquello que nos mantiene vivos, aquello que hace existir a nuestra familia... dejamos de verlo. Esta noche, mientras te veía dormir, entendí que extrañaba tu mirada; y ahora puedo confirmarlo: En tus ojos puedo ver nuestro amor.


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